¿Qué le da el real valor a un regalo?

Por Karina Segura, de Magneto (www.magnetoregalos.com)

Se aproximan las fiestas de fin de año y muchos entramos en la desesperada misión de comprar los regalos para niños, jóvenes y adultos. Pero, ¿sabemos elegir los presentes? ¿Buscamos sorprender o pensamos realmente en quien recibe el obsequio? Muchas veces, sobre todos con los niños, caemos en la tentación de pensar que si compramos el regalo más caro seguramente seremos más queridos o le gustará más lo que recibe. Pero, esto es simplemente una fantasía y, lejos de ayudarnos, puede frustrarnos cuando ponemos tanta energía e inversión en un producto que pueden no ser el “elegido” como favorito por el niño.

Los regalos –sobre todo aquellos que ofrecen los adultos a los niños– evidencian, entre otras cosas, las valoraciones, las prácticas culturales de una sociedad. Si los pequeños se acostumbran a recibir siempre grandes paquetes empezarán a decodificar que cuanto mayor sea el tamaño más importante son para la otra persona, pues con esa impronta es que le llegan los obsequios. Sin embargo, para favorecer la creatividad de los chicos, es bueno demostrarles que hay tantos regalos como la inventiva nos permita.

Muchas veces, un regalo pequeño, económico, pero con un sentido concreto a lo que sucede en la vida del niño en ese momento tiene un impacto más positivo. ¿Por qué? Porque el chico percibe que el adulto lo está mirando de un modo atento y contenedor. Por ejemplo, si el chico está cambiando sus dientes de leche, acercarles una pequeña bolsita o una cajita para que puedan colocar sus dientes bajo la almohada y así el Ratón Pérez lo encuentre fácilmente, será un objeto sumamente valorado por el agasajado.

Así, para regalar no importa cuánto dinero se desembolse de la billetera, sino poner por sobre todo el vínculo con quien agasajaremos.