Tendencia: por qué crece el consumo de la comida viva
Por Laura Vannelli, especialista en cocina saludable (www.lauravannelli.com).
Ya sabemos que la tendencia a ser vegetariano, incluso vegano, ha crecido en el país y en el mundo, pero la ola vegetariana tiene múltiples variantes. Una de las que viene asomando con fuerza es la de la comida viva (life raw) y la comida cruda (raw food) que se caracterizan por no emplear alimentos cocinados ni procesados. Es decir, de los huertos y de los campos a la mesa; todo fresco.
Esta filosofía alimentaria es elegida por sus practicantes porque al estar cruda conserva sus nutrientes y energías. Al cocinar los alimentos, está demostrado que éstos pierden el 50% de la proteína, alrededor del 95% de los nutrientes y más del 70% de las vitaminas. Pero, como si esto fuera poco, los expertos aseguran que con el calor también se destruye la energía biofotónica, la energía que la comida nos transmite.
Por otro lado, también hay investigaciones que ya afirman que la proteína animal, en cuanto a calidad, es inferior a la de las plantas. Por ejemplo, el China Study –del que participaron más de 5.000 personas– afirma que la gente que come carne y lácteos tiene índices de diabetes cuatro veces más altos. Las mujeres consumidoras de carnes tendrían índices cuatro veces superiores de desarrollar cáncer de mama, mientras que los hombres tendrían 3,6 veces más alto de cáncer de próstata.
¿De dónde obtendríamos el calcio? La fuente vegetal es una gran proveedora de éste. Para demostrarlo basta con ver los restos fósiles que demuestran que la life raw y la raw food ya la practicábamos hace más de dos millones de años. Así, la historia cuenta el caso de los Pelagianos, griegos del 3.000 A.C., quienes de acuerdo a Herodoto, tenían una edad promedio altísima para la época.