Entrevista a Elisabet Sánchez: un eslabón perdido

Dos potencias en alta mar.[/caption]Sinceramente voy definir su obra como «una alumna inocente de la escuela minimalista geométria Argentina del Ricardo Rojas de los de los noventa que hizo los deberes para la señorita maestra», no voy a pegarle tendenciosamente a Elisabet, por que podría descuartizar su obra, pero, por ahora no es el momento, y las opciones las tengo todas en la mesa, estoy cansado y agotado de haber hablado con ella después de la muestra de miau miau de la calle Bulnes, frente al Hospital Fernandez y ver a su amiga Magdalena Jitrik defenderla con uñas y dientes, corazón mediante, a ella y a sus noventa menemistas que nunca más van a volver, en una cena tipo parrilla que agitó mucho más ese misticismo, un especie de Catolicismo místico trosko de iluminados por Guillermo Kuitca, un artista renegado e incomprendido por las masas, pero bien comprendido por la chetadas de Belgrano y NY de los 90. Ya me voy a encargar de desmitificar todo este rebaño de artistas del Rojas que le ha agregado poco al arte y confusión pero fundamentalmente más chupamedias a Buenos Aires lleno de chupamedias. Cuando la obra está ausente del discurso y el discurso esta ausente de la obra sospecho que me quieren meter el perro. Igual la obra Elisabet Sánchez es bastante prolija carente de colores estridentes que le dan una espacialidad casi teatral a la confusión del espectador. Quizás eso fue lo que más me gusto de la obra, esa sensación, pero creo que los tablones de las obras de construcción manchados por el hormigón armado dicen más. No llegue hasta aquí para derrochar complacencia y genuflexión, ante artistas que no asumen responsabilidades vanguardistas. Si, todo se puede hacer en el arte, si, si, pero yo quiero más, quiero ver el límite. Los 90 fueron evidentemente una inyeccion de anestesia. Sobre la nota que verán debajo, puedo decir que Elisabet Sánchez es una artista tremenda, un ser especial que hay que exprimir por que da para mucho más. Lo de miau miau es lo que es, tablones pintados. Elisabet te quiero. Esta pregunta que me han querido anoche cercenar, amputar, y destruir en la cena de ayer a la noche por la querida compañera Magdalena Jitrik la vuelvo a decir, para seguir aportando más confusión a un mundo violentamente ciego. ¿Pensas que esta tendencia de las instituciones a apoyar obras minimalistas y muchas veces vacias de contenido con una fuerte incidencia de los curadores no es una forma de minimizar a los artistas y fortalecer a las instituciones? ¿Apoyar ciertas vanguardias no termina resultando demasiado funcional a la ampliación del poder de las instituciones del arte como canales de legitimación? me pueden mandar su respuesta a barrio@palermonline.com.ar Algunas pocas aclaraciones de los 90 menemistoides: El concepto de la negación, poco difundido. Los noventa fue una «carniceria» de Artistas para beneficiar a las instituciones y hoy queda claro que los artistas han desparecido de la discución política y de la elección de autoridades para ocupar cargos ejecutivos en las instituciones culturales. Existe consenso en que el balance de la década de los noventa deja un saldo profundamente contradictorio. Los avances obtenidos a nivel macro, tanto en lo político como en lo económico, no se vieron reflejados en una evolución correlativa en las condiciones de vida de los pueblos. El crecimiento económico no fue acompañado por una sensible disminución de los niveles de pobreza, la incorporación de nuevas tecnologías no evitó la pérdida de fuentes de empleo en el mercado de trabajo formal, el aumento de la productividad no generó una mejor distribución de la riqueza, la apertura de las economías no modificó la estructura predominantemente primaria de las exportaciones, la reforma del Estado y las privatizaciones no significaron una atención sustantivamente mayor hacia sus funciones vinculadas a la educación, la salud, la política social, vivienda, etc. De esta manera, la presencia continua de regímenes democráticos resultó insuficiente para generar las condiciones para la contrucción de una ciudadanía plena, donde la vigencia de los derechos civiles de los habitantes estuviera acompañada por una participación integral en la vida política, social y económica de las naciones. La Fundación Antorchas junto a la Fundación Mayo fueron fieles exponentes motorizadores y legitimizadores de estafas y vaciamientos económicos primero, y lavado de dinero de empresarios Menemistas, y luego necesitó de Artistas Geométricos carentes de discuros para legitimarse, mediante la exclusión social de un grandes segmentos de artistas culturales contestatarios que no se arrodillaron y que fueron expulsados del circuito del arte, al igual que ahora con el Kirchnerismo. Hoy a la distancia se puede apreciar la sangria que dejo el menemismo en la población en la vida social, económica y cultural debido a la carencia de derechos, recursos y capacidades básicas (acceso a la legalidad, al mercado laboral, a la educación, a las tecnologías de la información, a los sistemas de salud y protección social, a la seguridad ciudadana, a exponer en centros culturales y museos) que hacen posible una participación social plena. La exclusión social es un concepto clave en el contexto para abordar las situaciones de pobreza, vulnerabilidad y marginación de partes de su población. NO ver este desastre menemista es no entender los procesos culturales y los artistas esos que festejaban las becas fueron participes necesarios de la marginación de millones de Argentinos, no verlo hoy a la distancia es ya criminal. ¿Qué cuentito me vas a contar ahora Magdalena Jitrik.? te escucho… No se esperaron nunca un analizador, sobreviviente social y cultural sin compromisos con esas fundaciones y esas instituciones corruptas, con el poder de fuego de un medio de comunicación, y con el poder del analísis sistemático de ese menemismo cultural, ese soy yo, hola me llamo Pablo. Entrevista Pablo Rubin, Productor Ejecutivo Jorge Barrera.]]>