¿Quién inventó la empanada?

Los que investigaron dicen que la empanada debe su origen en una práctica que los mineros ingleses importaron a nuestro país. Ellos tenían la práctica de realizar pasteles que encerraran los ingredientes que les permitía comer variado sin que los elementos se perdieran. Los primeros hacedores de los cornish pasties, así los llamaban fueron los  mineros ingleses de Cornwall. Sin embargo los tucumanos aseguran que la tradición se remonta a la época de los conquistadores y colonizadores españoles que la heredaron de los árabes y la trajeron a América. Su aparición comenzó en la región andina y sufrió cambios en sus ingredientes de acuerdo a la utilización de los diferentes productos autóctonos de cada territorio.
A lo largo de toda la cordillera latinoamericana esta exquisita y práctica comida presenta distintas variantes: es más o menos jugosa, más o menos picante, horneada en horno común o de barro, o frita, con repulgue arriba o al costado, cambiada por el aroma único del comino del noroeste argentino o ardiente por el ají que llegó del Perú, perfumada por la aceituna o por las pasas de uva, etc.

Tucumana de ADN

Entre los desgustadores de empanadas de toda la Argentina se suele reconocer a los del norte del país como las más sabrosas y en particular destaca entre ellas versión tucumana. Es esa provincia la que se arrogala Fiesta Nacional de la Empanada, en la ciudad de Famaillá.

Indiscutiblemente la empanada es un plato nacional, pero ojo que en otros países una empanada es nuestra tradicional milanesa. Ahora … ¿quién hizo la primera empanada de la historia, lo que nosotros conocemos como empanada?

No se sabe a ciencia cierta quién fue el inventor, pero sí que en Medio Oriente la consideraban una excelente manera de conservar la carne. Hay quienes dicen que la primera se originó en Persia muchos siglos antes de Cristo, otros que en Grecia y de allí fue pasando a Armenia, Marruecos y el resto de Medio Oriente, inspirando a Italia con su original calzone y luego de la mano de los moros a España, quien la hizo aterrizar en el Nuevo Mundo.

Lo cierto es que nació del ingenio, como un empaque práctico para transportar y conservar carnes o vegetales que los pastores y viajeros llevaban para consumir.

Al principio en el corazón del mismo pan, luego fueron armando la masa para cocinarla junto con el relleno, y finalmente se fueron perfeccionando los distintos tipos de pasta de acuerdo a los ingredientes disponibles en cada sitio. Y de acuerdo a la proximidad en el consumo, el grosor de la masa: las más gruesas para guardar, las más finas para consumir al momento. De ahí que cada país tenga su versión: Sfijas y Fatayer árabes, Briks tunecinos, Börek turcos, Calzone italianos, Empanadas gallegas, Cornish Pasties británicos…

Nada más representativo en nuestro lenguaje que su nombre: EM – PAN- ADA: en el pan, porque el relleno va dentro de una masa de pan con levadura, envuelto y cocido.

Hay más anécdotas y elucubraciones acerca de esta delicia, para los más curiosos les dejo un link.

Pero para los más prácticos, les paso una receta deliciosa propia de mi familia, que mi propio abuelo le enseñó a mi abuela para deleite de todos los descendientes:

FATAYER de Salomón
Ingredientes Masa (puede reemplazarse por tapas para freír)
– 1kg de harina común
– 1 huevo
– 25 gramos de manteca a temperatura ambiente
– 25 ml de aceite
– Agua
– Aceite para freír
Ingredientes Relleno
– 1 cebolla grande
– 500 gramos de carne picada (yo prefiero bola de lomo picada, pero puede ser cualquiera con poca grasa)
– Espinaca o acelga picada (el mismo volumen que la carne picada cruda)
– Sal fina
– Pimienta negra molida
– 300 gramos de laban seco o queso crema

Preparación

1) Si no se usan tapas de freír, preparar la masa:
– Hacer una corona con la harina y la sal , ponerle en el centro la manteca, el aceite y el huevo, empezar a unir los ingredientes con una cuchara e ir agregándole agua hasta que tome una consistencia de masa dura, pero flexible a las manos.
– Dejar descansar

2) Preparar el relleno
– Saltear la cebolla hasta que quede transparente
– Agregarle la carne picada y cocinar hasta que empieza a tomar color marrón
– Agregarle la espinaca escurrida
– Ir revolviendo mientras se cocina, cuidando de que no se haga agua (dependerá de la calidad de la carne, pero yo en general lo cocino a fuego mediano a fuerte revolviendo constantemente). Si hay mucha agua, se «tira» el agua, por supuesto. – Agregarle sal y pimienta a gusto (a mí me gusta con bastante pimienta, eso le realza los sabores).
– Apagar el fuego cuando el relleno está casi seco y la carne dorada
– Dejar entibiar y mezclarle el laban seco o el queso crema
– Mientras se va enfriando, revolver cada tanto para que se sigan mezclando los jugos, que volverán a hacerse líquidos luego de la fritura (como en la empanada de carne)

3) Armar y cocinar las empanadas (con el relleno frío)
– Estirar la masa a 2 o 3 mm de espesor
– Cortar con cortapasta circular de 15 cm de diámetro
– Ubicar el relleno en forma triangular
– Unir todos los bordes dándole forma de triángulo. No dejar agujero en el centro para que no se contamine el aceite y no salpique la fritura
– Calentar el aceite a 150°/170° de temperatura y freír las empanadas
– Servir y disfrutar